Páginas

jueves, 30 de diciembre de 2010

Los hombres que no amaban a las mujeres: Stieg Larsson

Hoy, de regreso a casa, por fin terminé de leer Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson (Planeta, 2005). ¿Qué me pareció? Bueno, me forcé a concluirla a la fuerza, porque debo decir que perdió todo mi interés luego que descubrieran al asesino.

Debo decir, además, que Harry Potter y la piedra filosofal mantuvo mejor el misterio que el ladrillo que acabo de leer. En los momentos cruciales donde descubrían no solo a los asesinos, sino también el destino de la desaparecida Harriet Vanger, daban tantas vueltas sobre el tema, que al final las respuestas se volvían predecibles.

De todas maneras, mi adicción a la novela se guío por saber quién era el bastardo que odiaba tanto a las mujeres, nombre que logré revelar en mis días libres. Consideró que debió conseguirle un buen final y acabar la historia. Pero alargarla a la venganza personal y denuncia periodística de Mikael Blomkvist quebró todo mi interés sobre ella. Peor aún cuando acabaron el libro con una escena que poseía toda la creatividad de las telenovelas mexicanas alrededor de Lisbeth Salander.

¿Qué sigue? S. me dijo que ya era de que deje de leer literatura basura, así que continuaré con un libro que deseé por mucho tiempo y esta Navidad se hizo realidad. Esto mientras me animo a regresar por la segunda parte de la trilogía Millennium. En un intercambio de regalos me obsequiaron su continuación así que no la desaprovecharé.

Hasta la próxima J

lunes, 27 de diciembre de 2010

Off the record en Millennium


Esta semana he reparado en que el autor de Los Hombres que no amaban a las mujeres, Stieg Larsson, tenía una obsesión por el off the record. Seguramente esta frase lo acompañó muy seguido durante toda su carrera periodística, tal y como lo narra Álvaro Cepeda Neri en el artículo Una prebiografía de Stieg Larsson”.

Fue una mala interpretación del off the record lo que llevo a la cárcel a Mikael Blomkvist, acusado de difamación. Al no poder probar todo lo que una fuente “anónima” le había informado.

Y es el off the record lo que tanto obsesiona a Cecilia Vanger a toda hora que se toca el tema de la desaparición de Harriet Vanger.

Pero para resolver el significado de este término debemos citar a Santiago Pita Romero, en un artículo altamente recomendable y completo titulado El secreto profesional y el off the record”.

Comencemos por el más simple, el llamado off the record (cuya traducción literal sería fuera de la grabación o, mejor, para no publicar). ¿De qué se trata? Es un pacto, explícito o implícito entre la fuente informativa (se trate o no de un funcionario) y el periodista por el cual éste se compromete a: 1) no publicar esa información, o 2) si así se acordase, a publicarla sin revelar la fuente.

Esto, para que no vuelva a ocurrir confusiones que puedan tener consecuencias penales, como la que se cita en esta oportunidad. Mikael Blomkvist se encuentra con un viejo conocido de la universidad, Robert Lindberg, y después de compartir unas copas de licor, éste decide confiarle una bomba periodística, para que Blomkvist pueda usarlo en un artículo de destape en su revista Millennium.

—Ahora es cuando la historia se pone interesante —dijo Lindberg y, de repente, pareció asombrosamente sobrio—. Ya que eres periodista, que conste que esto es off the record.

— ¡Joder, no puedes estar contándome cosas para luego decirme que no me dejas utilizarla!

—Claro que sí. Lo que te he explicado hasta ahora es de conocimiento público. Busca el informe y échale un vistazo si te parece. El resto de la historia, lo que no te he contado todavía, publícalo si quiere, pero tienes que tratarme como una fuente anónima.

—Vale, pero según la terminología general off the record significa que me han revelado confidencialmente algo sobre lo que no puedo escribir nada.

—A la mierda con la terminología. Escribe lo que quieras, pero yo soy una fuente anónima. ¿De acuerdo?

—Vale —contestó Mikael.

Naturalmente, a la luz de los acontecimientos posteriores su respuesta constituía un error.

Los hombres que no amaban a las mujeres

Stieg Larsson,

Planeta, pág. 37 (2005).

jueves, 16 de diciembre de 2010

Ni con el pétalo de una rosa

Desde hace unas semanas vengo leyendo Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson (Planeta, 2005). ¿Ya se los había dicho? De no ser así, ahí está: todos los días cargo en mi bolso este tremendo ladrillo que entretienen mis traslados en el Metropolitano. Me molestaba el título tan directo y cómo los demás tomaban a la ligera su significado. En general, la primera parte de la novela no trascendía más allá de ser una historia policial adictiva.

Sin embargo, el estribillo de la segunda parte me hizo retomar el tema central del libro: “En Suecia, el cuarenta y seis por ciento de las mujeres han sufrido violencia por parte de algún hombre”.

Las relaciones entre hombres y mujeres continúan siendo complejas, y seguirá así por mucho tiempo. A pesar de los avances, una extraña nube negra ensombrece la cabeza de muchos varones e impide que entiendan y respeten la individualidad de la mujer.

No creo que la mujer sea mejor que el hombre. Es más, creo que la sexualidad es una línea imaginaria en la sociedad. Sin embargo, es imposible dejar pasar tantos actos de violencia de género que se perpetran diariamente. No debería ser tan difícil entender que como individuos somos diferentes; y así mismo, aprender de la tolerancia y respetarnos.

En el prólogo de la novela se describe una extraña flor que ha llegada como obsequio de cumpleaños. Este presente se ha vuelto una tradición desde hace más de cuarenta años y podría traer una pista sobre la desaparición de una mujer. Precisamente, la singularidad de la flor me recuerda a las particularidades que tenemos cada uno de nosotros como individuos y que, al fin de cuentas, es nuestra responsabilidad proteger.

“El nombre latino era Leptospermum (Myrtaceae) rubinette. Se trataba de una planta bastante insignificante, con pequeñas hojas parecidas a las del brezo y una flor blanca, de dos centímetros, con cinco pétalos. En total tenía unos doce centímetros de alto.

La especie era originaria de los bosques y las zonas montañosas de Australia, donde crecía entre grandes mantas de hierba. En Australia la llamaban Desert Snow. Más tarde, una especialista de un jardín botánico de Uppsala constataría que se trataba de una flor poco común, raramente cultivada en Suecia. En su informe, la botánica explicaba que la planta estaba emparentada con la Leptospermum flavescens y que a menudo se confundía con su prima, la Leptospermum scoparium, considerablemente más frecuente, que crecía por doquier en Nueva Zelanda. La diferencia, según la experta, consistía en que la Rubinette presentaba, en los extremos de los pétalos, un pequeño número de puntos microscópicos de color rosa, que le daban un tono ligeramente rosáceo.

En general, la Rubinette era una flor asombrosamente humilde. Carecía de valor comercial. No poseía ninguna propiedad medicinal conocida ni provocaba efectos como condimento y resultaba inútil para fabricar tintes vegetales. En cambio, tenía cierta importancia para los aborígenes de Australia, quienes, por tradición, consideraban sagradas la región de Ayers Rock y su flora, Por lo tanto, el único objeto existencia de la flor parecía ser el de alegrar el paisaje de su caprichosa belleza.

En su informe, la botánica de Uppsala comentaba que si la Desert Snow era rara en Australia, en Escandinavia resultaba simplemente excepcional. No había visto jamás un ejemplar, pero se habían realizado intentos de introducir la planta en unos jardines de Gotemburgo y que, quizá, a título individual, fuera cultivada en pequeños invernaderos por amantes de las flores y aficionados a la botánica. La dificultada de su cultivo en Suecia se debían a que requería un clima suave y seco; además, debía estar en el interior durante la época invernal. El suelo calizo resultaba inapropiado y, por si fuera poco, necesitaba que el agua se le suministrara desde abajo, para que la absorbiera la raíz directamente. En fin, exigía muchas atenciones.”

viernes, 10 de diciembre de 2010

Mesa de partes: Millennium I


Hoy, 10 de diciembre, día en el que por fin le entregaron el Premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa, Estocolmo se convirtió en una de las ciudades más nombradas en todas partes. Si a esto le agregamos que el creador de Wikileaks, Julian Assager, fue detenido y será próximamente extraditado a su Suecia, trae como resultado una completa cobertura de los últimos acontecimientos de interés mundial en esta ciudad.

Hoy, 10 de diciembre, también se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, palabras clave que no debemos olvidar y que se ven muy relacionados con el galardón de Mario Vargas Llosa y Julian Assager. Pero ese es otro cuento.

Les nombraba a Estocolmo, porque es está misma ciudad la que me seduce cada día, al leer Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson (Planeta, 2005). Tantos periodistas en la capital me hacen creer que están buscando a Harriet Vanger. Así que mándenle saludos a Lisbeth Salander de mi parte. J

Harriet Vanger desapareció hace treinta y seis años en una isla sueca propiedad de su poderosa familia. A pesar del despliegue policial, no se encontró ni rastro de la muchacha. ¿Se escapó? ¿Fue secuestrada? ¿Asesinada? El caso está cerrado y los detalles olvidados. Pero su tío Henrik Vanger, un empresario retirado, vive obsesionado con resolver el misterio antes de morir. En las paredes de su estudio cuelgan cuarenta y tres flores secas y enmarcadas. Las primeras siete fueron regalos de su sobrina; las otras llegaron puntualmente para su cumpleaños, de forma anónima, desde que Harriet desapareció. Mikael Blomkvist acepta el extraño encargo de Vanger de retomar la búsqueda de su sobrina. Periodista de investigación y alma de la revista Millennium, dedicada a sacar a la luz los trapos sucios de la política y finanzas, Blomkvist está vigilado y encausado por una querella por difamación y calumnia presentada por un grupo industrial que amenaza con arruinar su carrera y su reputación. Contará con la colaboración inesperada de Lisbeth Salander, una peculiar investigadora privada, socialmente inadaptada, tatuada y llena de piercings, y con extraordinarias e insólitas cualidades.

Así empieza esta magnífica novela que es la crónica de los conflictos de una familia, un fascinante fresco del crimen y del castigo, de perversiones sexuales y trampas financieras; un entramado violento y amenazante en el que no obstante, crecerá una tierna y frágil historia de amor entre dos personajes absolutamente inolvidables.

Gracias a mis amigos de Grupo Planeta Perú por ser tan generosos conmigo y haberme obsequiado este ejemplar. ¡Empezó la Larsonmanía¡ J

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una vida sin luz en agosto

Dicen que la madre es la fuente de la cultura. Sin ellas, los descendientes chinos en el Perú hubieran perdido, en mayor medida, su esencia; pues eran las madres quienes mantenían el idioma de los coolíes y por medio de ésta, su identidad. Debe ser por ello que la identidad es de género femenino, como el instinto maternal que abriga la cultura.*

Y la identidad es, justamente, el tema prevaleciente en Luz de Agosto de William Faulkner**. Una obra universal que narra la historia de un pueblo, que finaliza del mismo modo que como inicia, y presenta a diferentes personajes, cada uno más complejo que el otro y vinculados todos con Joe Christmas.

Este muchacho, que lleva en su nombre una de las celebraciones religiosas más importantes a nivel mundial, trae a la obra temas polémicos como el racismo, la maldad y la religión; que son a su vez resumidas en una sola persona.

Un niño que desconocía su pasado, ve pasar sus años primero con indiferencia, luego con rebeldía, rencor, amargura y finalmente odio. Un sinfín de emociones que fueron reflejándose con inexplicables antipatías hacia los personajes femeninos que le rodeaban.

En un principio, con un desgano referente a la encargada del refectorio del centro de adopción donde vivía hasta los cinco años. Luego, como la rebeldía y martirio que sentía hacía su madre adoptiva, la señora McEachern.

La única mujer por la que tuvo un sentimiento positivo fue Bobbie Allen, una mesera y prostituta que llegó a ser su amante, pero quien lo dejó luego que Joe atacara a su apoderado, el señor McEachern.

Luego solo, se alejó de todo su pasado y se instaló en la ciudad de Jefferson, donde vivía del contrabando de licor. Con el tiempo se convirtió en el amante de la señorita Burden, a la que terminó asesinando, al sentirse cada vez más implicado emocionalmente, formando parte de una familia y dejándose cuidar por ella. Seguramente será esta nueva intimidad fue la que revivió sus conflictos internos al no saberse reconocido ni tampoco identificado con nadie.

No era el trabajo duro lo que él odiaba; no era tampoco los castigos ni la injusticia. Ya estaba acostumbrado a ello, incluso antes de conocer a sus padres adoptivos. No esperaba menos y, por consiguiente, no se sentía ni ultrajado ni sorprendido. Era la mujer: aquella tierna bondad de la cual se creía condenado a ser siempre la víctima y a la que odiaba más que a la justicia dura e inflexible de los hombres.

(Luz de Agosto; pág. 162)

Y es que es tan cierto. La madre no solo te otorga la vida, sino también un seno familiar donde identificarse. Una cultura matriz de guía. Una comunidad formativa. No quisiera ni pensar que sería de mi vida sin todo lo que implica mi madre.

El pobre de Christmas sufrió en carne propia la ignorancia de su origen y la dicotomía de saberse de piel blanca, pero con la eterna tortura de tener sangre negra. Aún peor en una sociedad donde lo negro era sinónimo de muerte, maldad, pecado y todo lo negativo de la época.

A veces, las historias que están detrás de un criminal nos pueden enseñar más de la vida, aún más que lo que una puede creer.

* Una característica especial de la obra de William Faulkner es el uso que le da a la letra cursiva. Él lo utiliza como un tipo de metalenguaje, donde puede combinar a su voz en primera persona con su voz interna, la que casi siempre saca lo más intimo de su pensar.

** Para los interesados en saber más, un análisis original de la obra lo hizo @stanislausbhor con una visión algebraica de las historias en su post El álgebra de William Faulkner



martes, 28 de septiembre de 2010

Por su onomástico


Desde hace un tiempo vivo abstraída en el mundo de Luz de Agosto, creado por William Faulkner. Recorro las historias, regreso sus páginas, vuelvo al final y me sigue sorprendiendo toda la universalidad que posee la obra.

Ahora, con unos días de retraso, me entero que se acaba de celebrar su cumpleaños número 108, gracias al artículo William Faulkner, por siempre”, así que aquí se los adjunto.

Hoy, 25 de septiembre, se celebra el natalicio número 108 del escritor estadounidense William Faulkner, quien nació en 1897 en New Albany, Mississippi, y murió el 6 de Julio de 1962 en Oxford.


Su verdadero apellido era Falkner, sin embargo, fue cambiado por conveniencias editoriales. El escritor de poemas, cuentos, novelas y hasta guiones para Hollywood, era el mayor de cuatro hermanos. Nació en una familia tradicional del sur de Estados Unidos.

Fue piloto en la Primera guerra mundial; fue pintor de techos y puertas, y cartero en la Universidad de Oxford, de donde, según se cuenta en su biografía, lo echaron por su mala (¿o ilustrativa?) costumbre de leer la correspondencia antes de entregarla. Publicó su primer y único libro de poemas: The Marble faun en 1924. Y su primera novela fue La paga de los soldados, de 1926. Configuró una obra ambientada en el condado ficticio de Yoknapatawpha donde transcurren gran parte de sus escritos. Títulos suyos son, entre otros, Sartoris (1929), Santuario (1931), ¡Absalóm, Absalóm! (1936) y Una fábula (1954- Premio Pulitzer de 1955).


Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1949 este maestro de las descripciones de personajes con un gran carácter y de la creación de ambientes bastante complejos. En esta Memoria, una invitación a volver sobre sus páginas.”

domingo, 8 de agosto de 2010

Las Mujeres de Guido

Después de postergarla tantas veces, ayer, finalmente, pude ver Nine, la película de Rob Marshall (2009), adaptada del musical de Broadway del mismo nombre, que es a la vez un remake del clásico de Federico Fellini, 8 ½ (1963).

Son los años 60, y el famoso director italiano Guido Contini (Daniel Day-Lewis) está pasando por una grave crisis creativa a solo pocos días de comenzar las grabaciones de su próximo film. Estresado, Guido decide escaparse para crear el guión de la película, plan que no logra tener éxito, ya que todo el staff de producción lo localiza para presionarlo nuevamente.

En medio de está situación, el director se abstrae de la realidad con diversos musicales protagonizados por las mujeres de su vida: su esposa Luisa (Marion Cotillard), su amante Carla (Penélope Cruz), el fantasma de su madre fallecida (Sophia Loren), su amor infantil (Fergie), su confidente y diseñadora de vestuario (Judi Dench), su actriz fetiche, Claudia (Nicole Kidman), y una seductora periodista americana, Stephanie (Kate Hudson).

Pero como suele ocurrir con las películas que tienen muchos personajes, la trama no termina de adentrarse, y se reduce, en este caso, a un espectáculo de diferentes performances hilados uno con otro.

Los únicos personajes con los que logras sentir una filiación son con su esposa Luisa y su amante Carla, ambas enamoradas de Guido e insatisfechas con el papel que éste les ofrece en su vida.

Como se sabe, Penélope Cruz ganó el Óscar con este papel, pero más impresionante aún fue la actuación de Marrion Cotillard, como la joven mujer de Guido, a quien conoció siendo su protagonista, pero como esposa se le fue relegando al hogar. Sintiéndose cansada y no apreciada, ella está segura de la existencia de Carla y aún así, enamorada, espera que él cambie algún día. Pero esta esperanza se esfuma cuando descubre que el egoísmo de su marido no permitía en él otra vida más que la de Guido.

Con este cautivante y estremecedor musical Luisa le dice adiós a su esposo, no sin antes dejarle bien claro que él pudo tomar todo de ella, pero ese todo se vuelve en un nada cuando se trata de renacer y reinventarse. Luisa regresa a la actuación y rehace su vida con todas las alas que la libertad puede darle. Con la misma energía que todos poseemos dentro y solo dejamos florecer cuando nos lo proponemos.



También adjunto la letra de la canción, para los que quieran seguir a Luisa en este himno de insurgencia y rebeldía.

You want my love,
take it all.
You want to watch it all come off,
take it all.

Come on now,
show me how
you can take it all.

You want my glove,
are you enthralled?
You want to see it slip away
and watch it fall?

Oh, we know it´s your show
so take it all.

So go ahead,
take it all.
You want my soul,
take it all.

It´s time to leave,
if I´m to live
becase I have no more,
there´s nothing left to give.

I watch you rise,
I watch you fall
while I am standing with my back
against the wall.

Now it´s your turn to finally learn,
you had the world,
you had your fling,
you wanted more than everything,
you got your wish,
you got your prize.

Now take it right between your thighs,
you grabbed for everything, my friend,
but don´t you see that in the end
there will be nothing left of me?

sábado, 31 de julio de 2010

Mesa de partes

Reservo un espacio en este blog para agradecer al Grupo Planeta el obsequio del libro Mario Vargas Llosa: La libertad y la vida (2008), que recopila el material documentado y fotográfico de la exhibición del mismo nombre.

"Las obras de Mario Vargas Llosa son un testimonio de la fuerza que tienen la transgresión, el sueño y la libertad en nuestra existencia. Los personajes de sus novelas y de sus obras de teatro se encuentran siempre animados por una épica personal: la de trascender su entorno. Todos ellos buscan en la rebelión, la creación y la libertad un camino para descubrir su identidad. Si alguna lección nos deja esta obra esta vida, es la de la confianza en el poder de los individuos de fraguarse un destino, por encima de todas las limitaciones y presiones del mundo de afuera.

Desde su primer volumen de cuentos, Los jefes (1959), hasta sus novelas más recientes, su obra es un homenaje a la capacidad de rebeldía del ser humano".
MVLL en la biblioteca de la casa de Wiliam Faulkner,
Rowan Oak, Oxford, Mississippi, 1989.

Entre sus páginas, un repaso entre los autores favoritos de MVLL capta aún más mi atención. Se trata de un escritor a quien empiezo a conocer y a disfrutar: William Faulkner (Estados Unidos, 1987-1962).

"Desde la primera novela que leí, Las palmeras salvajes, en la traducción de Borges, me produjo un deslumbramiento que aún no ha cesado. Fue el primer escritor que estudié con papel y lápiz en mano, tomando notas para no extraviarme en sus laberintos genealógicos y mudas de tiempo y de puntos de vista, y, también tratando de desentrañar los secretos de la barroca construcción que era cada una de sus historias, el serpentino lenguaje, la dislocación de la cronología, el misterio y la profundidad, y las inquietantes ambigüedades y sutilezas psicológicas que, de esa forma, daba a sus historias".

lunes, 15 de febrero de 2010

Para los aficionados del juego del ahorcado

Me provoca compartir con Uds. una visión personal de una novela corta leída recientemente. Se trata de El juego del ahorcado de la autora española Imma Turbau, editado en el 2008 por la editorial independiente peruana Estruendomudo.

El juego del ahorcado nos presenta a Sandra, una calígrafa profesional que se acaba de enterar del suicidio de su gran amor adolescente, David. Sin embargo, lo que une a Sandra y David es más que una pasión descontrolada y pueril; ambos guardan en secreto el asesinato de un vagabundo drogadicto que había atacado a Sandra, abusando de ella. Pero la victima, embriagada de rabia, logra vengarse y golpearlo fríamente. Sólo se detiene cuando es consolada por la muerte de este individuo. Luego, regresa con David, a quién le cuenta todos los hechos. Éste, endemoniado, decide ir al lugar donde ocurrió el abuso a deshacerse del cadáver. Fue este hecho el que determina el resto de la narración. Los cambios intempestivos del carácter de David. Su obsesión, celos y agresiva conducta, va deteriorando la profunda pasión que Sandra sentía por él. Finalmente, ella no puede más y decide alejarse de David. Esta situación enferma aún más a David, quién decide tomar un tratamiento psicológico, tras ser diagnosticado como maníaco depresivo.

Sin embargo, la definitiva separación de Sandra y David trajo consigo una confesión muy importante. Por medio de una carta, David le explica qué era lo que tanto le enfermaba. El hombre que Sandra pensó había matado logró sobrevivir a su ataque y en el momento en que David regreso al lugar, lo atacó. David se defendió como pudo; sin embargo, en un accidente, el vagabundo cayó a lo hondo de un pozo, hecho que marcaría para siempre a David. Sandra olvido el supuesto homicidio con mucha facilidad y dureza; pero David no había tenido la misma suerte. El fantasma de ese extraño lo atormento desde ese día para siempre.

El nombre de la novela obedece al juego infantil con el que David y Sandra se entretenían en la biblioteca del colegio. Para ellos era al más que un divertimento, era su forma de expresar. Por medio del juego del ahorcado ellos podían decir palabras y frases que no se les permitía pronunciar, o pensamientos que estaban impedidos de imaginar. Si no acertaban, solían alargar mucho la cuerda para evitar el trágico final de la horca. Pero este juego de niños se extendió por años y Sandra nunca logró hallar el mensaje oculto de David. La ansiedad, la presión y la soledad hicieron que el juego cobrará su primera victima: David amaneció ahorcado en su casa.

Esta novela abarca algo más que la aventura y desventuras de unos adolecentes rebeldes que buscaban contradecir a todo lo que se les imponía. Nos habla de la incomunicación y la soledad. Y de cómo estos puede traer consecuencias irreparables a través de los años. La complejidad humana puede ser tan amplia que es difícil explicar debidamente lo que se encuentra detrás de cada actitud.

La novela no es lo mejor que uno haya leído, pero si entretiene y engancha. La misma suerte corre la película del mismo nombre que se hizo basada en el libro. No deja huella, pero te distrae por un par de horas.




domingo, 7 de febrero de 2010

Los días rojos de Simone

Menarquia segunda, de Mireia Pérez

Durante unos días, cada mes, los estados de algunas amigas en el Facebook cambian a quejas bastante explícitas sobre las molestias que sufren debido a la tan mentada regla. Sin embargo, somos muchas las que no entendemos toda la complejidad biológica que significa ser mujer. Para ilustrarnos mejor, siempre es bueno recurrir a la documentación certificada. En esta oportunidad, los dejo con un segmento de “El segundo sexo” de Simone de Beauvoir explicando cuál es el proceso interno que todas pasamos durante el ciclo de menstruación. Luego de leerlo una se siente identificada y hasta maravillada con nuestra naturaleza.


"Los anglosajones llaman a la menstruación the curse, es decir “la maldición”; y, en efecto, en el ciclo menstrual no hay ninguna finalidad individual. En tiempos de Aristóteles se creía que cada mes fluía una sangre destinada a constituir, en caso de fecundación, la sangre y la carne del niño; la verdad de esta vieja teoría radica en que la mujer esboza sin respiro el proceso de la gestación. Entre los demás mamíferos, ese ciclo menstrual sólo se desarrolla durante una estación del año, y no va acompañado de flujo sanguíneo: únicamente entre los monos superiores y en la mujer se cumple cada mes en el dolor y la sangre. Durante catorce días aproximadamente, uno de los folículos de Graaf que envuelve a los óvulos aumenta de volumen y madura mientras el ovario secreta la hormona situada al nivel de los folículos y llamada foliculina. En el decimocuarto día se efectúa la puesta: la pared del folículo se rompe (lo que acarrea a veces una ligera hemorragia) y el huevo cae en las trompas, mientras la cicatriz evoluciona de manera que constituye el cuerpo amarillo. Comienza entonces la segunda fase o fase luteínica, caracterizada por la secreción de la hormona llamada progestina, que actúa sobre el útero. Éste se modifica: el sistema capilar se congestiona y ésta se pliega, se abarquilla, formando a modo de encajes; así se construye en la matriz una cuna destina a recibir el huevo fecundado. Siendo irreversible estas transformaciones celulares, en el caso en que no haya fecundado ese edificio no se reabsorbe: tal vez en los otros mamíferos los despojos inútiles sean arrastrados por los vasos linfáticos. Pero en la mujer, cuando los encajes endometriales se desmoronan, se produce una exfoliación de la mucosa, los capilares se abren y al exterior rezuma una masa sanguínea. Después, mientras el cuerpo amarillo degenera, la mucosa se reconstruye y comienza una nueva fase folicular. Este complejo proceso, todavía bastante misterioso en sus detalles, trastorna a todo el organismo, puesto que se acompaña de secreciones hormonales que reaccionan sobre el tiroides y la hipófisis, sobre el sistema nervioso central y el sistema vegetativo, y, por consiguiente, sobre todas las vísceras. Casi todas las mujeres —más del 85 por 100— presentan trastornos durante este período. La tensión arterial se eleva antes del comienzo del flujo sanguíneo y disminuye a continuación; aumentan las pulsaciones y frecuentemente la temperatura: los casos de fiebre menudean; el abdomen se hace dolorosamente sensible; se observa a menudo una tendencia al estreñimiento, seguido de diarreas; también suele aumentar el volumen del hígado y producir retención de la urea, albuminuria; muchas mujeres presentan una hiperemia de la mucosa pituitaria (dolor de garganta), y otras, trastornos del oído y la vista; aumenta la secreción de sudor, que va acompañada al principio de las reglas por un olor sui generis que puede ser muy fuerte y persistir durante toda la menstruación. Aumenta el metabolismo basal. Disminuye el número de glóbulos rojos; sin embargo, la sangre transporta sustancias generalmente conservadas en reserva en los tejidos, particularmente sales de calcio; la presencia de esas sales reacciona sobre el ovario, sobre el tiroides, que se hipertrofia; sobre la hipófisis, que preside la metamorfosis de la mucosa uterina y cuya actividad de ve acrecentada; esta inestabilidad de las glándulas provoca una gran fragilidad nerviosa: el sistema central es afectado; a menudo hay cefalea, y el sistema vegetativo reacciona con exageración: hay disminución del control automático por el sistema central, lo que libera reflejos, complejos convulsivos, y se traduce en un humor muy inestable; la mujer se muestra más emotiva, más nerviosa, más irritable que de costumbre, y puede presentar trastornos psíquicos graves."



DE BEAUVOIR, Simone. El segundo sexo. Traducción de Juan García Puente. Editorial Debolsillo; 3º edic. Buenos Aires, 2009. Pág 38-40.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...