Debo decir, además, que Harry Potter y la piedra filosofal mantuvo mejor el misterio que el ladrillo que acabo de leer. En los momentos cruciales donde descubrían no solo a los asesinos, sino también el destino de la desaparecida Harriet Vanger, daban tantas vueltas sobre el tema, que al final las respuestas se volvían predecibles.
De todas maneras, mi adicción a la novela se guío por saber quién era el bastardo que odiaba tanto a las mujeres, nombre que logré revelar en mis días libres. Consideró que debió conseguirle un buen final y acabar la historia. Pero alargarla a la venganza personal y denuncia periodística de Mikael Blomkvist quebró todo mi interés sobre ella. Peor aún cuando acabaron el libro con una escena que poseía toda la creatividad de las telenovelas mexicanas alrededor de Lisbeth Salander.
¿Qué sigue? S. me dijo que ya era de que deje de leer literatura basura, así que continuaré con un libro que deseé por mucho tiempo y esta Navidad se hizo realidad. Esto mientras me animo a regresar por la segunda parte de la trilogía Millennium. En un intercambio de regalos me obsequiaron su continuación así que no la desaprovecharé.
Hasta la próxima J
No hay comentarios:
Publicar un comentario