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jueves, 11 de agosto de 2011

Marcela y la reivindicación de la mujer en don Quijote

Me prometí que el siguiente post sería algo que vengo preparando desde hace unos días, pero hoy, mientras regresaba de mi clase, llegué a un episodio de la novela que estoy leyendo que me dejó completamente admirada. Se trata de la historia de la pastora Marcela que Miguel de Cervantes cuenta en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (El Comercio, 2000).

Historia del pastor Grisóstomo y la pastora Marcela
Valero Iriarte (h.1680- h.1744)

Me perdonarán que les cuente esta relato en particular, pero no creo que cause mucho daño ya que la novela en general es mundialmente conocida. Marcela es una pastora huérfana que, según cuentan los vecinos del lugar, fue bendecida con la más grande hermosura que se haya visto. Producto de esa belleza, incontables pastores veían sufriendo a causa del rechazo de su amor. Uno de estos desdichados era Crisóstomo, quien falleció a causa de tanto desamor.

Fue en el entierro de este pobre hombre, cuando de pronto Marcela entona un largo monologo a manera de descargo, por ser señalada como la causante de esa muerte. Acá les dejo con algunos extractos del discurso, donde no solo se defiende, sino que reivindica el papel de la mujer, que en ese entonces estaba pensando principalmente para el matrimonio.

Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera, que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostráis, decís, y aún queréis, que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. (…) Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? (…) Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos: los árboles destas montañas son mi compañía; las claras aguas destos arroyos, mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras; y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Crisóstomo, ni a otro alguno el fin de ninguno dellos, bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: ¡mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa! Quéjese el engañado, desespérese aquel a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito. (…) Tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este ni solicito aquel; ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera. (98-100)

viernes, 8 de julio de 2011

Lo que La loca de la casa me enseñó

El día de mi cumpleaños, mi proveedor de libros personal me regaló La loca de la casa, de Rosa Montero (Alfaguara, 2003). Lo hizo con la añadidura de que Montero era una autora española que no me podía perder. Es difícil encontrar buenos escritores contemporáneos, así que una recomendación como esa no podía desestimarse. Más, siendo mujer quien escribe.

La loca de la casa resultó un libro demasiado entretenido, muy bien escrito e inspirador. Montero dice que se trata de su libro más autobiográfico. En él podrás encontrar un conjunto de ensayos referidos al arte de escribir; desde experiencias personales hasta anécdotas de los literatos más reconocidos a nivel mundial.

Para desmenuzar mejor esta obra, pueden revisar el post que El Nictálope hizo sobre ella. Yo no podría hacer algo parecido ya que no tengo vocación de escritora. Mi único papel con respecto a la literatura es de ser 100% lectora y hacia eso me dirijo. No más.

Sin embargo, no quería dejar de compartir uno de los fragmentos que más ha calado en mí. Se trata de la eterna pregunta de si ¿existe una literatura para mujeres? No comentaré más y espero que los siguientes párrafos les ayuden a la reflexión, tanto como lo hizo conmigo.

En el transcurso de un simpósium internacional sobre literatura de mujeres, celebrado en la Universidad de Lima en 1999, dije por primera vez en público una frase que luego he visto repetir a otros convertida en un tópico colectivo. Que se me perdone la jactancia (ay, la vanidad) de reclamar la autoría de la frase, pero quizá sea la única ocasión en la que un pensamiento mío adquiera vida propia y pase a formar parte de los dichos comunes de una sociedad. Y lo que dije fue: Cuando una mujer escribe una novela protagonizada por una mujer, todo el mundo considera que está hablando sobre mujeres; mientras que cuando un hombre escribe una novela protagonizada por un hombre, todo el mundo considera que está hablando del género humano.

No tengo ningún interés, absolutamente, en escribir sobre mujeres. Quiero escribir sobre el género humano, pero da la casualidad de que el cincuenta y uno por ciento de la Humanidad es de sexo femenino; y, como yo pertenezco a ese grupo, la mayoría de mis protagonistas absolutamente son mujeres, del mismo modo que los novelistas varones utilizan por lo general personajes principales masculinos. Y ya va siendo hora de que los lectores hombres se identifiquen con las protagonistas mujeres, de la misma manera que nosotras nos hemos identificado durante siglos con los protagonistas masculinos, que eran nuestros únicos modelos literarios; porque esa permeabilidad, esa flexibilidad de la mirada, nos hará a todos más sabios y más libres.

(…) No, no existe una literatura de mujeres. Uno puede hacer la prueba de leerle a otra persona fragmentos de novelas, y estoy segura de que el oyente no atinará con el sexo de los autores más allá del mero acierto estadístico. Una novela es todo lo que el escritor es: sus sueños, sus lecturas, su edad, su lengua, su apariencia física, sus enfermedades, sus padres, su clase social, su trabajo… y también su género sexual, sin duda alguna. Pero es, el sexo, no es más que un ingrediente entre muchos otros. (…) Lo más probable es que yo tenga mucho más que ver con un autor español, varón, de mi misma edad y nacido en una gran ciudad, que con una escritora negra, sudafricana y de ochenta años que haya vivido en apartheid. Porque las cosas que nos separan son muchas más que las que nos unen. (169-171)

miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Literatura para mujeres?

No es la primera vez. Sin embargo, no deja de incomodarme cuando alguien hace referencia a cierto tipo de literatura para mujeres. Ese tipo de novelas rosa escrito, especialmente, para secretarias que alimentan alguna fantasía con algún superior; el mismo que, en su momento, hizo un éxito de ventas a Corín Tellado.

En mi interior, pienso que, al igual que la sexualidad es una línea imaginaria, la literatura también debería carecer de rol sexual. Es verdad, que muchas veces sentimos mayor motivación cuando el personaje corresponde a nuestro sexo; pero tampoco dejamos de sentir empatía por cada emoción que se describe a través de la literatura, que al final de cuentas es la verdadera protagonista de la obra.

Para no redundar más, los dejo con el artículo que fue publicado hoy por el diario digital Lainformacion.com

Buena literatura 'por' mujeres: lecturas alternativas para el Día de la Mujer

Por: Alessia Cisternino

Corazones rotos, sabiduría que se transmite a través de recetas e ingredientes secretos, vestidos a la última moda y mujeres que desafían al patriarcado con su sensualidad. La literatura para mujeres está hecha toda un cliché. ¿Y si en vez de hablar de literatura para mujeres simplemente hablásemos de buena literatura escrita por mujeres?

Una editorial no difiere de otras empresas. El libro es un bien cultural, sin duda, pero sigue siendo un bien y como tal está destinado a producir un beneficio económico. Por eso, también las editoriales tienen que individuar a sus clientes y venderles un producto supuestamente pensado para ellos.

La literatura para mujeres es uno de esos productos y muy bien reconocible: títulos románticos o vagamente exóticos, cubiertas que recuerdan a los bocetos de los diseñadores de moda y apuestan por el rosa o, a veces, por imágenes tan evocadoras como tazas de té, saquitos de arroz, cucharadas de canela y anillos de prometida.

Por lo que se refiere a los contenidos, el panorama obviamente es muy variado pero recae bajo categorías bastante definidas: las sagas en las que las mujeres se transmiten generación tras generación sabiduría y recetas; grandes mujeres que desafían al patriarcado con sus inquietudes de independencia, su sensualidad y su fuerza; y, como no, la búsqueda del hombre perfecto entre vestidos firmados y Cosmopolitan.

Está claro que existe un mercado de la literatura para mujeres, pero ¿estamos seguros de que todavía tiene sentido una literatura para mujeres? ¿Acaso existe una literatura para hombres? ¿Y si en vez de hablar de literatura para mujeres, y de caer en tantos clichés visuales y narrativos, simplemente hablásemos de buena literatura escrita por mujeres?

El Día Internacional de la Mujer se va acercando y puede ser una buena ocasión para empezar a liberar el campo de tantos clichés sobre la literatura femenina. Ahí van algunas lecturas que sin ser novedades editoriales y, sobre todo, sin tener la pretensión de cerrar la lista de buena literatura escrita por mujeres – que es prácticamente infinita – dan algunas pistas de cómo dejar atrás algunos tópicos.

Los cuentos de la escritora canadiense Alice Munro – que, pese a definirse, una “ama de casa” cada año roza el Nobel de literatura – diseccionan los sentimientos de cualquier ser humano, hombre o mujer que sea, pero sin dejar al lector con la sensación de haber estado en un quirófano, más bien de haber pasado una tarde reveladora en alguna casa de campo de la provincia canadiense. Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio, El progreso del amor y Escapada son una buena manera para empezar a conocer el mundo de una escritora que no admite etiquetas.

Agota Kristof es una excelente narradora húngara que escribe en francés.Abandonó Hungría de pequeña pero sin conseguir que sus libros también la abandonaran. Claus y Lucas y Ayer tratan, cada uno a su manera, de dos amores que han perdido o que nunca han tenido ternura y perspectivas. No siempre las uniones son entre hombres y mujeres que no se conocen hasta cuando se encuentran, algunos amores empiezan en la cuna y no siempre acaban en boda. Irène Némirovsky murió en el campo de concentración de Auschwitz dejando una serie de maravillosas novelas que han sido redescubiertas por los lectores sólo en los últimos años. Suite francesa es su libro más conocido, pero merece la pena leer también David Golder y Deux (Dos).

Otros dos buenos ejemplos de literatura “por” mujeres: Dientes blancos de Zadie Smith, una escritora anglo-jamaicana que en esa magnífica ópera prima conduce al lector hacia las entrañas de una Londres multiétnica y rocambolesca y Persépolis, la graphic novel de Marjane Satrapi, el retrato más fiel y menos aburrido del pasado y del presente de Irán. Si todavía no la habéis leído – lo cual es bastante improbable, dado que se trata de un superventas con todas las letras e incluso con su versión cinematográfica – es un buen inicio para comenzar a redefinir el concepto de literatura para mujeres. Y de paso el concepto de literatura. ¿Quién ha dicho que los dibujos y los bocadillos no son literatura a pesar de que cuente una buena historia? La literatura “por” mujeres se niega a cualquier cliché.

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