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miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Literatura para mujeres?

No es la primera vez. Sin embargo, no deja de incomodarme cuando alguien hace referencia a cierto tipo de literatura para mujeres. Ese tipo de novelas rosa escrito, especialmente, para secretarias que alimentan alguna fantasía con algún superior; el mismo que, en su momento, hizo un éxito de ventas a Corín Tellado.

En mi interior, pienso que, al igual que la sexualidad es una línea imaginaria, la literatura también debería carecer de rol sexual. Es verdad, que muchas veces sentimos mayor motivación cuando el personaje corresponde a nuestro sexo; pero tampoco dejamos de sentir empatía por cada emoción que se describe a través de la literatura, que al final de cuentas es la verdadera protagonista de la obra.

Para no redundar más, los dejo con el artículo que fue publicado hoy por el diario digital Lainformacion.com

Buena literatura 'por' mujeres: lecturas alternativas para el Día de la Mujer

Por: Alessia Cisternino

Corazones rotos, sabiduría que se transmite a través de recetas e ingredientes secretos, vestidos a la última moda y mujeres que desafían al patriarcado con su sensualidad. La literatura para mujeres está hecha toda un cliché. ¿Y si en vez de hablar de literatura para mujeres simplemente hablásemos de buena literatura escrita por mujeres?

Una editorial no difiere de otras empresas. El libro es un bien cultural, sin duda, pero sigue siendo un bien y como tal está destinado a producir un beneficio económico. Por eso, también las editoriales tienen que individuar a sus clientes y venderles un producto supuestamente pensado para ellos.

La literatura para mujeres es uno de esos productos y muy bien reconocible: títulos románticos o vagamente exóticos, cubiertas que recuerdan a los bocetos de los diseñadores de moda y apuestan por el rosa o, a veces, por imágenes tan evocadoras como tazas de té, saquitos de arroz, cucharadas de canela y anillos de prometida.

Por lo que se refiere a los contenidos, el panorama obviamente es muy variado pero recae bajo categorías bastante definidas: las sagas en las que las mujeres se transmiten generación tras generación sabiduría y recetas; grandes mujeres que desafían al patriarcado con sus inquietudes de independencia, su sensualidad y su fuerza; y, como no, la búsqueda del hombre perfecto entre vestidos firmados y Cosmopolitan.

Está claro que existe un mercado de la literatura para mujeres, pero ¿estamos seguros de que todavía tiene sentido una literatura para mujeres? ¿Acaso existe una literatura para hombres? ¿Y si en vez de hablar de literatura para mujeres, y de caer en tantos clichés visuales y narrativos, simplemente hablásemos de buena literatura escrita por mujeres?

El Día Internacional de la Mujer se va acercando y puede ser una buena ocasión para empezar a liberar el campo de tantos clichés sobre la literatura femenina. Ahí van algunas lecturas que sin ser novedades editoriales y, sobre todo, sin tener la pretensión de cerrar la lista de buena literatura escrita por mujeres – que es prácticamente infinita – dan algunas pistas de cómo dejar atrás algunos tópicos.

Los cuentos de la escritora canadiense Alice Munro – que, pese a definirse, una “ama de casa” cada año roza el Nobel de literatura – diseccionan los sentimientos de cualquier ser humano, hombre o mujer que sea, pero sin dejar al lector con la sensación de haber estado en un quirófano, más bien de haber pasado una tarde reveladora en alguna casa de campo de la provincia canadiense. Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio, El progreso del amor y Escapada son una buena manera para empezar a conocer el mundo de una escritora que no admite etiquetas.

Agota Kristof es una excelente narradora húngara que escribe en francés.Abandonó Hungría de pequeña pero sin conseguir que sus libros también la abandonaran. Claus y Lucas y Ayer tratan, cada uno a su manera, de dos amores que han perdido o que nunca han tenido ternura y perspectivas. No siempre las uniones son entre hombres y mujeres que no se conocen hasta cuando se encuentran, algunos amores empiezan en la cuna y no siempre acaban en boda. Irène Némirovsky murió en el campo de concentración de Auschwitz dejando una serie de maravillosas novelas que han sido redescubiertas por los lectores sólo en los últimos años. Suite francesa es su libro más conocido, pero merece la pena leer también David Golder y Deux (Dos).

Otros dos buenos ejemplos de literatura “por” mujeres: Dientes blancos de Zadie Smith, una escritora anglo-jamaicana que en esa magnífica ópera prima conduce al lector hacia las entrañas de una Londres multiétnica y rocambolesca y Persépolis, la graphic novel de Marjane Satrapi, el retrato más fiel y menos aburrido del pasado y del presente de Irán. Si todavía no la habéis leído – lo cual es bastante improbable, dado que se trata de un superventas con todas las letras e incluso con su versión cinematográfica – es un buen inicio para comenzar a redefinir el concepto de literatura para mujeres. Y de paso el concepto de literatura. ¿Quién ha dicho que los dibujos y los bocadillos no son literatura a pesar de que cuente una buena historia? La literatura “por” mujeres se niega a cualquier cliché.

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