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domingo, 8 de abril de 2018

¡No me digas solterona! ... otra vez


Hace muchos años, un profesor de teatro me dijo: “Si siempre te digo que está bien, no te vas a desarrollar, Karen”, y le creí. Muchas veces, recibir solo felicitaciones nos hace más daño, porque no nos da esa mirada de los ángulos que se deben limar para que todo tu trabajo esté perfecto. Esto lo recordé luego de ver el amable recibimiento que ha tenido la película peruana No me digas solterona, de la directora y guionista Ani Alva Helfer.

No me digas solterona sin duda es una de las comedias más frescas de nuestra cartelera peruana, casi siempre abarrotada del mismo humor obsceno y machista al que nos tienen acostumbrada. Ese esfuerzo se celebra y se saluda. Otro punto a favor es Patricia Barreto. Su talento y carisma hacía que en muchos momentos de la película solo me detuviera a ver sus gestos para confirmar lo gran actriz que es. Ella es el 90 % de la película, el otro 10% se lo lleva André Silva.

Pero ahí se acaba. Ni la sororidad puede impedir que diga que el resto de la película sea una de las menos originales que se hayan realizado. Comenzando porque por su misma sinopsis la convierta en una versión resumida de la novela chilena Soltera otra vez, donde la trama se mantiene. Una chica de 30 y tantos termina con su novio de años por otra mujer más joven y que, como siempre pasa, está salido de un comercial de cervezas. Y las coincidencias se mantienen, la mama insoportable, las 3 amigas (cada una con una personalidad diferentes, donde dos de ellas tienen pareja y la otra disfruta la soltería sin compromisos), los diferentes prospectos de pareja que pasan rápidamente, uno que sobresale por su perfección y el mejor amigo que sirve como una especie de guía espiritual.

La elección de André Silva para este último personaje sí me pareció muy interesante. Su prototipo físico era tan poco familiar para lo que nos tienen acostumbrados, que la sola idea de que él fuera el protagonista masculino nos hacía ruido interno. En la sala se escuchaban comentarios como: ¿con él se va quedar? Naa.

Realmente, si este enlazamiento se concretaba hubiera sido un golazo contra los estereotipos del cine peruano. Pero no. Aún en ese momento, su máxima oportunidad de hacer algo diferente, prefieren no concretar en enlace. Solo se quedó como el amigo. Espero que sea porque habrá una segunda parte donde la relación se hará realidad.

Por lo demás, es muy predecible. O será porque yo ya había visto la novela, porque tampoco voy a negar que todos en la sala se reían y disfrutaban.

Ani, lo hiciste, es una bonita película, y seguramente hemos visto las mismas novelas chilenas y argentinas para notar las similitudes. Seguramente podríamos ser muy buenas amigas y llorar juntas en la nueva película de Sex and the city, pero eso no quiere decir que aún hay más por hacer y descubrir. Ya te inspiraste en otros. Es momento de hacer algo diferente. Descubrir tu propio estilo, tu propia voz.

¡Que sigan los éxitos!
💓


PS: ya que hablamos de la novela chilena Soltera otra vez (que está por estrenar su tercera temporada), no puedo dejar de recomendar a su protagonista Paz Bascuñán, que en nuestra cartelera vimos en la película Sin Filtro. Buenaza también. Un ejemplo de cómo hacer una real comedia original y diferente. Está en Netflix. Mírenla aquí.

Eso es todo. 
Se despide su amiga, por siempre telenovelera 😉

domingo, 1 de abril de 2018

Los hermanos Tanner: tan egoísta como uno mismo

Últimamente siento que centralizo todas las conversaciones hacia mí. Es inconsciente. Solo fluye así. De pronto hablo con mis amigas y ya estoy cambiando su drama del momento por un consejo seguido por una anécdota personal. Fue sin querer. Si me pasó contigo, querido lector, lo siento.

Y el colmo de la monotonía o egocentrismo temático lo viví con Los hermanos Tanner, de Robert Walser, con el cual sentía que cada monólogo era escrito para mí. Era mi voz, mis pensamientos, mis momentos individualistas y egoístas los que salían a luz en cada párrafo. (Bueno, no en cada párrafo, pero sí en muchos y muy memorables).

Pero dejaré de sentirme única por un momento y le daré algo de crédito al autor, porque con esta, su primera novela (1907), el autor logró hacerse eco de las voces jóvenes que reclamaban vivir bajo su propia ley y sin obedecer a ningún sistema. Un poco como lo que inspira a los que ahora llamamos Millennials.

La novela presenta a Simon Tanner, un joven que se cuestiona sobre la necesidad del trabajo, las relaciones interpersonales, el papel que se espera de él y lo que él espera del mundo. Es un canto a la independencia, a la autorrealización, al derecho que tenemos de cometer nuestros propios errores y de morir en nuestra ley.

Acá les comparto un extracto de unas de las primeras páginas, la primera de las muchas historias que no me podía dejar de grabar por lo muy identificada que me sentía con el autor.



Por otro lado, he terminado de leer Basado en hechos reales, de Delphine De Vigan. Ahora sí estoy lista para ver la película homónima de Roman Polanski. Ni bien la haya visto, prepararé un post al respecto. La novela está muy recomendada 😉😉

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