Me provoca compartir con Uds. una visión personal de una novela corta leída recientemente. Se trata de El juego del ahorcado de la autora española Imma Turbau, editado en el 2008 por la editorial independiente peruana Estruendomudo.
El juego del ahorcado nos presenta a Sandra, una calígrafa profesional que se acaba de enterar del suicidio de su gran amor adolescente, David. Sin embargo, lo que une a Sandra y David es más que una pasión descontrolada y pueril; ambos guardan en secreto el asesinato de un vagabundo drogadicto que había atacado a Sandra, abusando de ella. Pero la victima, embriagada de rabia, logra vengarse y golpearlo fríamente. Sólo se detiene cuando es consolada por la muerte de este individuo. Luego, regresa con David, a quién le cuenta todos los hechos. Éste, endemoniado, decide ir al lugar donde ocurrió el abuso a deshacerse del cadáver. Fue este hecho el que determina el resto de la narración. Los cambios intempestivos del carácter de David. Su obsesión, celos y agresiva conducta, va deteriorando la profunda pasión que Sandra sentía por él. Finalmente, ella no puede más y decide alejarse de David. Esta situación enferma aún más a David, quién decide tomar un tratamiento psicológico, tras ser diagnosticado como maníaco depresivo.
Sin embargo, la definitiva separación de Sandra y David trajo consigo una confesión muy importante. Por medio de una carta, David le explica qué era lo que tanto le enfermaba. El hombre que Sandra pensó había matado logró sobrevivir a su ataque y en el momento en que David regreso al lugar, lo atacó. David se defendió como pudo; sin embargo, en un accidente, el vagabundo cayó a lo hondo de un pozo, hecho que marcaría para siempre a David. Sandra olvido el supuesto homicidio con mucha facilidad y dureza; pero David no había tenido la misma suerte. El fantasma de ese extraño lo atormento desde ese día para siempre.
El nombre de la novela obedece al juego infantil con el que David y Sandra se entretenían en la biblioteca del colegio. Para ellos era al más que un divertimento, era su forma de expresar. Por medio del juego del ahorcado ellos podían decir palabras y frases que no se les permitía pronunciar, o pensamientos que estaban impedidos de imaginar. Si no acertaban, solían alargar mucho la cuerda para evitar el trágico final de la horca. Pero este juego de niños se extendió por años y Sandra nunca logró hallar el mensaje oculto de David. La ansiedad, la presión y la soledad hicieron que el juego cobrará su primera victima: David amaneció ahorcado en su casa.
Esta novela abarca algo más que la aventura y desventuras de unos adolecentes rebeldes que buscaban contradecir a todo lo que se les imponía. Nos habla de la incomunicación y la soledad. Y de cómo estos puede traer consecuencias irreparables a través de los años. La complejidad humana puede ser tan amplia que es difícil explicar debidamente lo que se encuentra detrás de cada actitud.
La novela no es lo mejor que uno haya leído, pero si entretiene y engancha. La misma suerte corre la película del mismo nombre que se hizo basada en el libro. No deja huella, pero te distrae por un par de horas.
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