domingo, 25 de diciembre de 2011
Todas las almas, de Javier Marías
domingo, 18 de diciembre de 2011
Madriguera, el nuevo hogar de Silvia
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Foto: Alberto Nicho |
viernes, 2 de diciembre de 2011
Sobre el oficio de vender libros
viernes, 11 de noviembre de 2011
El hombre sentimental de Javier Marías
Pero regresando al asunto central, El hombre sentimental es una novela corta que narra la historia de un triángulo amoroso desde la perspectiva del narrador personaje. En ella, se profundiza en los dos hombres que se disputan el amor de la mujer en discordia, la misma que es reducida a un mero objeto del deseo, ya que poco se sabe de ella.
El hombre sentimental fue galardonado con el Premio Internazionale Ennio Flaiano de Novela en el año 2000. Sin embargo, también se debe mencionar que esta misma novela ganó el Premio Herralde en 1986, siendo publicado por Anagrama; casa editorial con la que finalmente rompió relaciones en 1995, cuando «acusó a sus editores de ser “unos ignorantes mercachifles” y comparándolos con proxenetas “dedicados a traficar con putas de postín”».
Sin duda uno de los escándalos que, a pesar de todos estos años los años pasados, sigue dando que hablar. Talvez una anécdota que hace más atractivo al autor que hasta ahora me tiene encandilada.
miércoles, 26 de octubre de 2011
La guerra de los libros
jueves, 20 de octubre de 2011
Lo que se va haciendo tradición en la feria
domingo, 2 de octubre de 2011
Entrevista a Jorge Herralde

sábado, 3 de septiembre de 2011
Compañeros de por vida

jueves, 25 de agosto de 2011
Lo que significa ser un Malpensante

jueves, 11 de agosto de 2011
Marcela y la reivindicación de la mujer en don Quijote

Fue en el entierro de este pobre hombre, cuando de pronto Marcela entona un largo monologo a manera de descargo, por ser señalada como la causante de esa muerte. Acá les dejo con algunos extractos del discurso, donde no solo se defiende, sino que reivindica el papel de la mujer, que en ese entonces estaba pensando principalmente para el matrimonio.
“Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera, que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostráis, decís, y aún queréis, que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. (…) Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? (…) Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos: los árboles destas montañas son mi compañía; las claras aguas destos arroyos, mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras; y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Crisóstomo, ni a otro alguno el fin de ninguno dellos, bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: ¡mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa! Quéjese el engañado, desespérese aquel a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito. (…) Tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este ni solicito aquel; ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera.” (98-100)
martes, 26 de julio de 2011
Un Perú sin título
Con motivo de celebrar los 40 años de la agrupación teatral Yuyachkani, sus actores nos obsequiaron una temporada de Sin Título – Técnica Mixta. Debo confesar que la primera vez que vi esta obra fue hace muchos años cuando la transmitieron por el canal estatal. La frialdad del televisor no impidió que calara hondamente en mí; es por ello que, cuando me enteré que la volverían a presentar, me fijé seriamente que no me la podía perder.
Separé las entradas para un día antes del final de temporada y solo me quedó esperar impacientemente hasta esa fecha. El resultado fue una experiencia vivencial no solo de recuerdos sino de análisis. Recordé que mi visión hacía el Perú la formé luego de haber visto por primera vez estas escenas. No fueron mis lecturas y clases universitarias las que me enseñaron. Fue esta obra la que me instruyó que mi hermoso país no se ha dado cuenta que sigue viviendo en un círculo vicioso, repitiendo su historia, una y otra vez.
Sin Título – Técnica Mixta nos muestra dos episodios de nuestra historia republicana (la guerra con Chile y la violencia política de 1980 – 2000) pero son solo ejemplos de la realidad de nuestro país. No importa en qué sector de la sociedad pertenezcas, todos hemos sufrido su historia y seguimos viviendo a manera de rompecabezas, donde nuestra falta de memoria nos impide ver las semejanzas que deberían permitirnos una esperanza de reconstrucción.
No olvidemos las injusticias ni permitamos la impunidad de la corrupción, porque solo recordando nuestra historia podremos esperar dignamente un futuro mejor para este Perú tan noble.
Fotografía: Paloma Reátegui
De esa noche solo me queda de recuerdo la entrada, un mensaje en papel que nos dieron en plena obra y mi memoria.
¡Felices Fiestas Patrias! :)
viernes, 8 de julio de 2011
Lo que La loca de la casa me enseñó
La loca de la casa resultó un libro demasiado entretenido, muy bien escrito e inspirador. Montero dice que se trata de su libro más autobiográfico. En él podrás encontrar un conjunto de ensayos referidos al arte de escribir; desde experiencias personales hasta anécdotas de los literatos más reconocidos a nivel mundial.
Para desmenuzar mejor esta obra, pueden revisar el post que El Nictálope hizo sobre ella. Yo no podría hacer algo parecido ya que no tengo vocación de escritora. Mi único papel con respecto a la literatura es de ser 100% lectora y hacia eso me dirijo. No más.
Sin embargo, no quería dejar de compartir uno de los fragmentos que más ha calado en mí. Se trata de la eterna pregunta de si ¿existe una literatura para mujeres? No comentaré más y espero que los siguientes párrafos les ayuden a la reflexión, tanto como lo hizo conmigo.
“En el transcurso de un simpósium internacional sobre literatura de mujeres, celebrado en la Universidad de Lima en 1999, dije por primera vez en público una frase que luego he visto repetir a otros convertida en un tópico colectivo. Que se me perdone la jactancia (ay, la vanidad) de reclamar la autoría de la frase, pero quizá sea la única ocasión en la que un pensamiento mío adquiera vida propia y pase a formar parte de los dichos comunes de una sociedad. Y lo que dije fue: Cuando una mujer escribe una novela protagonizada por una mujer, todo el mundo considera que está hablando sobre mujeres; mientras que cuando un hombre escribe una novela protagonizada por un hombre, todo el mundo considera que está hablando del género humano.
No tengo ningún interés, absolutamente, en escribir sobre mujeres. Quiero escribir sobre el género humano, pero da la casualidad de que el cincuenta y uno por ciento de la Humanidad es de sexo femenino; y, como yo pertenezco a ese grupo, la mayoría de mis protagonistas absolutamente son mujeres, del mismo modo que los novelistas varones utilizan por lo general personajes principales masculinos. Y ya va siendo hora de que los lectores hombres se identifiquen con las protagonistas mujeres, de la misma manera que nosotras nos hemos identificado durante siglos con los protagonistas masculinos, que eran nuestros únicos modelos literarios; porque esa permeabilidad, esa flexibilidad de la mirada, nos hará a todos más sabios y más libres.
(…) No, no existe una literatura de mujeres. Uno puede hacer la prueba de leerle a otra persona fragmentos de novelas, y estoy segura de que el oyente no atinará con el sexo de los autores más allá del mero acierto estadístico. Una novela es todo lo que el escritor es: sus sueños, sus lecturas, su edad, su lengua, su apariencia física, sus enfermedades, sus padres, su clase social, su trabajo… y también su género sexual, sin duda alguna. Pero es, el sexo, no es más que un ingrediente entre muchos otros. (…) Lo más probable es que yo tenga mucho más que ver con un autor español, varón, de mi misma edad y nacido en una gran ciudad, que con una escritora negra, sudafricana y de ochenta años que haya vivido en apartheid. Porque las cosas que nos separan son muchas más que las que nos unen.” (169-171)
miércoles, 29 de junio de 2011
La noche abundante

Luego de varios intentos de rastreo frustrado, al fin llegó a mis manos La noche abundante de Melissa Allemant (Lima, 1981). En este poemario encontré una voz poética que, presumo, sigue su propia búsqueda, una voz que dice: “Me sumerjo en lo hondo/ en el suave musgo/ que duerme/ sin rituales”, para luego manifestar: “Mis ojos/ no pueden ver la barca/ pero sí la negra silueta/ del pescador/ anunciada por el sonido/ de su hoja de coca”.
Pues bien, en algunas ocasiones he escuchado decir que la poesía atraviesa etapas muchas veces marcadas por una moda, sin embargo, La noche abundante rebosa de seres propios de la naturaleza, de una sensualidad que se mezcla con paisajes que evocan un pasado histórico, con recuerdos de la infancia y adolescencia que le dan un matiz singular y profundo, íntimo, además de mantener un ritmo claro y fluido -punto a favor-, desligándose de la moda.
Confieso que nunca antes había leído algo de Allemant, quizá por un tipo de prejuicio por la poesía de algunos jóvenes creadores a los que suelo llamar “poetas malditos del siglo XXI”, movidos por una especie de moda anacrónica, pero indudablemente este no es el caso.
En La noche abundante, libro compuesto por 23 poemas, lo ausente retorna (Este lápiz/ tiene el poder/ de traer a mi memoria/ una casa/ que ya no existe), confunde (Yo/ como junco asustado/ golpeo con fuerza/ mis entrañas), tal como sucede en "Museo Interno", y rápidamente la imagen se aferra a uno.
Pero su voz también no es sólo interiorización sino que se dirige a alguien y dice “Hija de la calle/ aquí/ está prohibido/ quitar tus pies del charco/ o hacer los caminos/ que te acerquen a las gentes” en "Instrucciones". Por ello, con este poemario puedo distinguir el recorrido que se hace para alcanzar una voz propia. De aquí en adelante estaré atento a lo que haga esta poeta que promete.
martes, 7 de junio de 2011
La importancia de llamarse Ernesto

Hace mucho que no disfrutaba de historias sencillas y a la vez tan enriquecedoras como La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde. Una historia llena de enredos entretenidos que revela con ironía las absurdas composturas de la era victoriana.
El título original de la obra es The importance of being earnest y es que solo a un genio como Wilde pudo habérsele ocurrido jugar con los significados de earnest (‘formal’ en inglés) con su homófono Ernest (Ernesto).
El autor nos muestra, a lo largo de tres actos, cómo la alta sociedad londinense recurre a artimañas para escapar de las asfixiantes formalidades aristocráticas. Dos mejores amigos comparten, sin saberlo, el secreto de fingir tener un conocido en otra localidad para escapar de sus responsabilidades. A esta práctica la llaman “bunburyzar”.
En el 2002, Colin Firth, Reese Witherspoon y Rupert Everett protagonizan la última versión en el cine de este libro. (Acá te dejo el video en Youtube que ya tiene activado la reproducción automática, como para que no te muevas de tu asiento).
Pero no sería lo único. La vida de Oscar Wilde es una obra de arte por sí misma, es por es ello que él también inspiro una película que llevaría su nombre en 1997.
Si tienes unas horas y quieres disfrutarlas con algo de calidad, entonces Lee a Oscar Wilde. No te arrepentirás. :)
martes, 10 de mayo de 2011
El señor de las moscas reina en el miedo
Hace una semana que terminé de leer El señor de las moscas, de William Golding, y me sigo sorprendiendo por todo lo que aprendí con esta novela.
Unos niños británicos caen varados en una isla, luego de sufrir un accidente aéreo. Su instinto de sobrevivencia los obliga a formar una civilización y, entre ellos, elegir a su líder y definir tareas. Poco a poco la barbarie va ganando espacio entre los habitantes, que prefieren anteponer la fuerza sobre la razón, azuzados por el miedo a lo desconocido.
Definitivamente, uno de los temas centrales de la novela es la democracia y qué tan difícil es mantenerla como sistema. Aun con grupos reducidos de personas, muchas veces los intereses personales pueden más y terminan por sabotear lo que por lógica se entiende como correcto. En la novela, el emblema por excelencia de esa democracia es La Caracola, que legítima el Estado de Derecho bajo el que viven.
Tres personajes centrales en la historia son Ralf, el líder; Piggy, el consejero que representa la racionalidad; y Jack, quien simboliza la fuerza intolerante.
Dicen que los niños no mienten. Si esto es verdad, la historia que nos narra este libro no es más que una radiografía de la realidad humana. Donde los más fuertes someten a los débiles. Las mayorías mandan sobre las minorías. Y donde la barbarie triunfa ante la civilización, en el reino del miedo.
PS1: En el 2010, en Lima, montaron su adaptación de El señor de las moscas, en el teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional.
PS2: Pero talvez sea más conocida la parodia realizada por Los Simpson, en el capítulo "El autobús de la muerte".
lunes, 25 de abril de 2011
Javier Marías y el engaño

Es la historia de Víctor Francés, quien presencia la muerte de Marta Téllez, una mujer casada con la que salía por primera vez y con quien estaba a punto de concretar el acto carnal. Luego de este fatídico final, el decide salir del departamento sin dejar huella y dejar al pequeño hijo de la difunta durmiendo en paz. Él describe el remordimiento de consciencia como un encantamiento –haunted- que le hace estar atento a lo que sucede con la familia de Marta. Al final, termina desenmascarado ante Dean, el viudo, y éste le cuenta su historia que termina opacando la suya propia.
Javier Marías no malgasta ninguna línea para otra cosa que no sea reflexionar sobre la muerte, la memoria y, en especial, el engaño. Esa sensación de tiempo perdido al descubrir que lo que uno pensó que era verdad no fue más que falso y convierte todo lo vivido en una mentira; más aún, en algo que nunca pasó realmente.
Me imagino que debe haber sido parecido el sentimiento que vivieron millones de peruanos al ver las escenas del primer “vladivideo”, el 14 de setiembre del 2000. De pronto, el Estado en el que creían revelaba su verdadera cara llena de asquerosa corrupción. Luego, descubrimos que los medios de comunicación que tan estúpidamente seguíamos habían sido comprados para cumplir con la misión que se les había encomendado: estupidizarnos.
No habíamos visto más de lo que Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos quisieron que veamos. No éramos libres como rezaba nuestro himno nacional, solo fuimos manejados y contentados con populismo barato como el que te regalen buzos y zapatos de colegio, populismo que quiere implementarse una vez más en las Elecciones Generales de este año. Habíamos sido engañados, y, como bien lo describe la novela de Javier Marías, ver la luz al enterarse de esos años perdidos duele y mucho.
Esta novela ganó uno de los galardones hispanoamericanos más importantes: el Premio Rómulo Gallegos en 1995; y cada una de sus páginas lo vale. Sin duda, una de las mejores novelas que he leído en mi corta vida.
lunes, 4 de abril de 2011
El gran dictador, de Charles Chaplin
Entonces, como Alicia que decidió perseguir al conejo blanco y escapar de su realidad tan gris, elijo sumergirme en los recuerdos y sueños de que otro mundo es posible, aunque sea solo en las posibilidades que te brinda el arte.
Los dejo con el discurso del genial Charles Chaplin, en la película El gran dictador (1940).
“Lo siento, pero no quiero ser emperador. No es lo mío. No quiero gobernar o conquistar. Me gustaría ayudar a todo el mundo: a judíos, gentiles, negros, blancos. Todos queremos ayudarnos mutuamente. Los seres humanos queremos vivir para la felicidad y no para la miseria ajena. No queremos odiarnos y despreciarnos. En este mundo hay sitio para todos, y la buena tierra es rica y puede proveer a todos. El camino de la vida puede ser libre y bello; pero hemos perdido el camino. La avaricia ha envenenado las almas, ha levantado barricadas de odio, nos ha llevado a la miseria y a la matanza. La maquinaria que proporciona abundancia nos ha dejado en la indigencia.
Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y faltos de sentimientos. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades, la vida será violenta y todo se perderá.
El avión y la radio nos han aproximado más. La verdadera naturaleza de estos adelantos clama por la bondad en el hombre, clama por la fraternidad universal, por la unidad. Incluso ahora, mi voz está llegando a millones de seres de todo el mundo, a millones de hombres, mujeres y niños desesperados, víctimas de un sistema que tortura a los hombres y encarcela a las personas inocentes. A aquellos que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desgracia que nos ha caído no es más que el paso de la avaricia, la amargura de los que temen el progreso humano. El odio pasará, y los dictadores morirán, y el poder que arrebataron al pueblo volverá al pueblo. Mientras los hombres mueren, la libertad no perecerá jamás. ¡Soldados, no se entreguen a esas bestias que los desprecian y esclavizan, que gobiernan vuestras vidas; díganles lo que hay que hacer, pensar y sentir! ¡No se entreguen a esos desnaturalizados, a esos hombres-máquina! ¡Ustedes no son máquinas! ¡Son hombres, con el amor de la humanidad en sus corazones! ¡No odien! ¡Solo quienes no son amados odian! ¡Soldados, luchen por la libertad! En el capítulo diecisiete de san Lucas está escrito que el reino de Dios se halla dentro del hombre, no de uno o de un grupo, sino de todos los hombres. ¡En ustedes, el pueblo que tiene el poder, el poder de crear máquinas, de crear felicidad, de hacer que esta vida sea libre, bella y una maravillosa aventura. En nombre de la democracia, empleemos ese poder, unámonos todos.
Lucharemos por un mundo nuevo, por un mundo digno, que dará a los hombres trabajo, a la juventud un futuro y a los ancianos seguridad. Prometiéndonos todo esto, las bestias han subido al poder. ¡Pero ellos mienten! No han cumplido esa promesa ni la cumplirán. Los dictadores se dan libertad a sí mismos, pero esclavizan al pueblo. Unámonos para liberar el mundo, para terminar con las barreras nacionales, con la codicia, el odio y la intolerancia.
Luchemos por un mundo de la razón, en el que la ciencia y el progreso nos lleven a la felicidad."
PS: Para los ociosos que no quieren leer, también incluyo la escena de la película para que la vean.
miércoles, 2 de marzo de 2011
¿Literatura para mujeres?
En mi interior, pienso que, al igual que la sexualidad es una línea imaginaria, la literatura también debería carecer de rol sexual. Es verdad, que muchas veces sentimos mayor motivación cuando el personaje corresponde a nuestro sexo; pero tampoco dejamos de sentir empatía por cada emoción que se describe a través de la literatura, que al final de cuentas es la verdadera protagonista de la obra.
Para no redundar más, los dejo con el artículo que fue publicado hoy por el diario digital Lainformacion.com
Buena literatura 'por' mujeres: lecturas alternativas para el Día de la Mujer
Por: Alessia Cisternino
Corazones rotos, sabiduría que se transmite a través de recetas e ingredientes secretos, vestidos a la última moda y mujeres que desafían al patriarcado con su sensualidad. La literatura para mujeres está hecha toda un cliché. ¿Y si en vez de hablar de literatura para mujeres simplemente hablásemos de buena literatura escrita por mujeres?

Una editorial no difiere de otras empresas. El libro es un bien cultural, sin duda, pero sigue siendo un bien y como tal está destinado a producir un beneficio económico. Por eso, también las editoriales tienen que individuar a sus clientes y venderles un producto supuestamente pensado para ellos.
La literatura para mujeres es uno de esos productos y muy bien reconocible: títulos románticos o vagamente exóticos, cubiertas que recuerdan a los bocetos de los diseñadores de moda y apuestan por el rosa o, a veces, por imágenes tan evocadoras como tazas de té, saquitos de arroz, cucharadas de canela y anillos de prometida.
Por lo que se refiere a los contenidos, el panorama obviamente es muy variado pero recae bajo categorías bastante definidas: las sagas en las que las mujeres se transmiten generación tras generación sabiduría y recetas; grandes mujeres que desafían al patriarcado con sus inquietudes de independencia, su sensualidad y su fuerza; y, como no, la búsqueda del hombre perfecto entre vestidos firmados y Cosmopolitan.
Está claro que existe un mercado de la literatura para mujeres, pero ¿estamos seguros de que todavía tiene sentido una literatura para mujeres? ¿Acaso existe una literatura para hombres? ¿Y si en vez de hablar de literatura para mujeres, y de caer en tantos clichés visuales y narrativos, simplemente hablásemos de buena literatura escrita por mujeres?
El Día Internacional de la Mujer se va acercando y puede ser una buena ocasión para empezar a liberar el campo de tantos clichés sobre la literatura femenina. Ahí van algunas lecturas que sin ser novedades editoriales y, sobre todo, sin tener la pretensión de cerrar la lista de buena literatura escrita por mujeres – que es prácticamente infinita – dan algunas pistas de cómo dejar atrás algunos tópicos.
Los cuentos de la escritora canadiense Alice Munro – que, pese a definirse, una “ama de casa” cada año roza el Nobel de literatura – diseccionan los sentimientos de cualquier ser humano, hombre o mujer que sea, pero sin dejar al lector con la sensación de haber estado en un quirófano, más bien de haber pasado una tarde reveladora en alguna casa de campo de la provincia canadiense. Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio, El progreso del amor y Escapada son una buena manera para empezar a conocer el mundo de una escritora que no admite etiquetas.
Agota Kristof es una excelente narradora húngara que escribe en francés.Abandonó Hungría de pequeña pero sin conseguir que sus libros también la abandonaran. Claus y Lucas y Ayer tratan, cada uno a su manera, de dos amores que han perdido o que nunca han tenido ternura y perspectivas. No siempre las uniones son entre hombres y mujeres que no se conocen hasta cuando se encuentran, algunos amores empiezan en la cuna y no siempre acaban en boda. Irène Némirovsky murió en el campo de concentración de Auschwitz dejando una serie de maravillosas novelas que han sido redescubiertas por los lectores sólo en los últimos años. Suite francesa es su libro más conocido, pero merece la pena leer también David Golder y Deux (Dos).
Otros dos buenos ejemplos de literatura “por” mujeres: Dientes blancos de Zadie Smith, una escritora anglo-jamaicana que en esa magnífica ópera prima conduce al lector hacia las entrañas de una Londres multiétnica y rocambolesca y Persépolis, la graphic novel de Marjane Satrapi, el retrato más fiel y menos aburrido del pasado y del presente de Irán. Si todavía no la habéis leído – lo cual es bastante improbable, dado que se trata de un superventas con todas las letras e incluso con su versión cinematográfica – es un buen inicio para comenzar a redefinir el concepto de literatura para mujeres. Y de paso el concepto de literatura. ¿Quién ha dicho que los dibujos y los bocadillos no son literatura a pesar de que cuente una buena historia? La literatura “por” mujeres se niega a cualquier cliché.