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domingo, 6 de mayo de 2018

5 MOMENTOS EN LOS QUE LEONORA ME ENSEÑÓ SOBRE LA VIDA

Leonora (Elena Poniatowska, 2011) ha sido la experiencia gráfica más viva que he podido experimentar gracias a la lectura de un libro. Su narración fue un viaje a borde de intermitentes pinceladas que dibujan el gran cuadro que fue su vida. Una vida que podría considerarse un manual completo de desobediencia. Desobediencia que proviene de una convicción personal muy férrea. 

Leer a Leonora ha sido muy inspirador, por eso espero que la siguiente lista de momentos me ayude a alargar un poco en la memoria todo lo que ella me ha enseñado sobre la vida. 


1. Empezó a estudiar arte a los 19 años: a pesar de que nació dentro de una familia acomodada, ella buscó su independencia y realización por sus propios medios. Mientras sus padres la querían como una chica de sociedad, ella se veía a sí misma como un ser único, quién debía seguir su propio camino y hacer su propia historia.

2. Se enamoró sin ataduras: con tan solo 20 años se enamoró del pintor Max Ernst, quién le duplicaba la edad y estaba casado. No es una oda al libertinaje y al adulterio, sino al amor sin límites que no conoce de convencionalismo ni de ataduras y que es capaz de conducirte por el crecimiento personal y profesional. De hecho, lo amó tanto que cuando la SS arrestó a Max por su origen judío, su dolor la llevó a tener problemas psiquiátricos que terminaron por conducirla a un manicomio en la España franquista. 

3. Se puso en primer lugar de sus prioridades: luego de ser dada de alta del hospital psiquiátrico y huyendo de su familia, decide irse a New York y luego a México con el periodista Renato Leduc, y junto a otros artistas progresistas que escapaban del Fascismo. En New York se reencuentra con Max, quien le pide que se quede con él y retomen su romance. Y a pesar de ella lo seguía amando, ella se escogió a sí misma y a su propia tranquilidad. De esta forma parte a México casada con Renato.
4. Supo ganarse la vida: Ya en México se divorcia y se vuelve a enamorar de un fotógrafo europeo, a quien la guerra también golpeó cruelmente y con quien sienten una empatía recíproca. Con él tienen dos hijos, y a pesar de la pobreza de ambos, Leonora sabía que debía sacar adelante a su familia con lo que sabía hacer: pintar. 

5. Fue fiel a sí misma: y por último, si hay algo nos deja Leonora es que debemos vivir bajo nuestras propias reglas. En donde te encuentras, estés haciendo lo que estés haciendo, construye tu propio mundo y vive bajo tus propias reglas. Solo te debes lealtad a ti misma, y así debe ser hasta tus últimos días. 



Casi al final del libro, también aprendemos que la locura es contagiosa. Pero de la mejor manera. Si vives para ti, finalmente inspirarás a más personas a seguir tu camino. Escribirlo y racionalizarlo puede hacer que parezca un libro de autoayuda, pero la autora no soy yo. Esa fue tarea de Elena Poniatowska y sus hojas hablan por sí solas.


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