Ahora, que restan pocas horas para que finalice el día de San Valentín, estuve pensando en el amor como aquella lucha por conseguir a la persona amada; y, cuando ya la tienes, mantenerla es otra batalla diaria. Y es que muchos de nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos obedecido instintos, rebelado a cualquier lógica y hasta pensando en alguna manera cósmica que nos permita extender cada momento de felicidad junto a la pareja.
“Kuya Kuya”, de Óscar Colchado Lucio, es un hermoso cuento de amor que forma parte del libro Cordillera Negra (Editorial San Marcos, 2005). En ella narra la historia de Paliaco, un niño ancashino que vive enamorado de Floria. Al no encontrar otra forma de conquistarla, busca a través de la Kuya Kuya, que es el corazón molido de la avecilla tuktupillín, conseguir el amor del ser amado.
Una bella narración, llena de magia, que me ha robado más de un suspiro y cuyo último párrafo comparto con todos ustedes.
"Ahora, Floria, tenemos dos guaguas. Al mayorcito lo has puesto su sobrenombre de Paliaco, como me decían a mí en la escuela. Tú y yo nos comprendemos, para qué... tus taitas también mucho me estiman. Como dice el verso, ahora que estás fregada y ya nada puedes hacer, te confiaré, mujer, un secreto: esa vez, faltando poco para que se vayan a Huaylas, cuando te encontré afanada sacando leche de tu vaca, sin que te dieras cuenta nomás, lo eché a tu balde el polvito del tuktupillín; y ahora sí lo creo al Marcial que me dijo riendo, ¿A toda la leche lo has echao? Ya los fregaste a todos, zonzo; era sólo a su taza de ella. Bueno, qué se va hacer, ahora hasta sus viejos te van a querer..."
¡Feliz San Valentín para todos! J ♥