Hoy cumplo 31 años y tengo una lista completa de libros por comentar. Así que decidí regalarme una nueva actualización en este blog. Esta vez: Lolita.
Debo confesar que viví muchos años esperando el momento por leer esta novela, deseando encontrar las aventuras de una joven coqueta con ganas de llevarse el mundo por delante. Las referencias culturales lograron que toda chica sueñe secretamente en ser una Lolita e ir por el mundo seduciendo a la vida.
Sin embargo, cuando finalmente había llegado el momento y no podía postergarlo más, me di con la sorpresa de que se trataba de una novela completamente diferente. No voy a juzgar la lírica de su narrativa ni el genio de Vladimir Nabokov. Ese es un tema a parte y ya bastante hablado. Si estoy aquí es para resaltar la puerta que abrió lo que algunos autores llaman "victoria de la libertad y de la belleza".
Si ya leyeron Lolita, se darán cuenta que narra el deseo y atracción que siente su persona Humbert Humbert por las ninfulas (niñas de 8 a 12 años que se encuentran en ese momento exacto cuando comienzan a desarrollar su cuerpo). Sí, su narrativa es tan exquisita que se podría comparar a la fiesta más exclusiva donde se celebra la pedofilia. No solo eso, sino que te llena de energía para gritar a los cuatro vientos todos esos deseos incontenibles que llevas dentro y que son condenados por la sociedad.
Y es que son condenables por una razón.
Sr. Humbert Humbert, a esa niña que tanto has deseado y juras amar hasta el último momento, tú le has robado la vida. Está vacía. Oscuro es su pasado y ahora no tiene más futuro. Y todo eso por tu gran amor.
Si esta novela significa la victoria de la libertad y la belleza, entonces debe considerarse que es libertad y belleza robada a todas esas niñas, que solo en el Perú representa el 70% de victimas de abuso sexual.
Esto es lo bello de lo literatura: te inspira, de motiva, te hace soñar y a veces te hace gritar.
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