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lunes, 25 de abril de 2011

Javier Marías y el engaño

Mañana en la batalla piensa en mí es la primera novela que leo de Javier Marías y ya estoy ansiosa por conocer más de este autor. Su narrativa intimista me hizo cómplice al instante. Su historia absorbente me cautivó desde el primer momento. No es que tenga mucha acción, pero cada reflexión hacía imposible perderte la idea que vendría a continuación.

Es la historia de Víctor Francés, quien presencia la muerte de Marta Téllez, una mujer casada con la que salía por primera vez y con quien estaba a punto de concretar el acto carnal. Luego de este fatídico final, el decide salir del departamento sin dejar huella y dejar al pequeño hijo de la difunta durmiendo en paz. Él describe el remordimiento de consciencia como un encantamiento –haunted- que le hace estar atento a lo que sucede con la familia de Marta. Al final, termina desenmascarado ante Dean, el viudo, y éste le cuenta su historia que termina opacando la suya propia.

Javier Marías no malgasta ninguna línea para otra cosa que no sea reflexionar sobre la muerte, la memoria y, en especial, el engaño. Esa sensación de tiempo perdido al descubrir que lo que uno pensó que era verdad no fue más que falso y convierte todo lo vivido en una mentira; más aún, en algo que nunca pasó realmente.

Me imagino que debe haber sido parecido el sentimiento que vivieron millones de peruanos al ver las escenas del primer “vladivideo”, el 14 de setiembre del 2000. De pronto, el Estado en el que creían revelaba su verdadera cara llena de asquerosa corrupción. Luego, descubrimos que los medios de comunicación que tan estúpidamente seguíamos habían sido comprados para cumplir con la misión que se les había encomendado: estupidizarnos.

No habíamos visto más de lo que Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos quisieron que veamos. No éramos libres como rezaba nuestro himno nacional, solo fuimos manejados y contentados con populismo barato como el que te regalen buzos y zapatos de colegio, populismo que quiere implementarse una vez más en las Elecciones Generales de este año. Habíamos sido engañados, y, como bien lo describe la novela de Javier Marías, ver la luz al enterarse de esos años perdidos duele y mucho.

Esta novela ganó uno de los galardones hispanoamericanos más importantes: el Premio Rómulo Gallegos en 1995; y cada una de sus páginas lo vale. Sin duda, una de las mejores novelas que he leído en mi corta vida.

lunes, 4 de abril de 2011

El gran dictador, de Charles Chaplin

Luego del debate presidencial de anoche, de la continuidad de mitos y estereotipos, de la cultura del miedo y la guerra sucia; solo me queda apatía por el futuro de la política de mi país. Cierro los ojos y desearía que esos personajes que realmente tuvieron un discurso de paz y esperanza sean reales y estén vivos hoy.

Entonces, como Alicia que decidió perseguir al conejo blanco y escapar de su realidad tan gris, elijo sumergirme en los recuerdos y sueños de que otro mundo es posible, aunque sea solo en las posibilidades que te brinda el arte.

Los dejo con el discurso del genial Charles Chaplin, en la película El gran dictador (1940).

“Lo siento, pero no quiero ser emperador. No es lo mío. No quiero gobernar o conquistar. Me gustaría ayudar a todo el mundo: a judíos, gentiles, negros, blancos. Todos queremos ayudarnos mutuamente. Los seres humanos queremos vivir para la felicidad y no para la miseria ajena. No queremos odiarnos y despreciarnos. En este mundo hay sitio para todos, y la buena tierra es rica y puede proveer a todos. El camino de la vida puede ser libre y bello; pero hemos perdido el camino. La avaricia ha envenenado las almas, ha levantado barricadas de odio, nos ha llevado a la miseria y a la matanza. La maquinaria que proporciona abundancia nos ha dejado en la indigencia.

Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y faltos de sentimientos. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades, la vida será violenta y todo se perderá.

El avión y la radio nos han aproximado más. La verdadera naturaleza de estos adelantos clama por la bondad en el hombre, clama por la fraternidad universal, por la unidad. Incluso ahora, mi voz está llegando a millones de seres de todo el mundo, a millones de hombres, mujeres y niños desesperados, víctimas de un sistema que tortura a los hombres y encarcela a las personas inocentes. A aquellos que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desgracia que nos ha caído no es más que el paso de la avaricia, la amargura de los que temen el progreso humano. El odio pasará, y los dictadores morirán, y el poder que arrebataron al pueblo volverá al pueblo. Mientras los hombres mueren, la libertad no perecerá jamás. ¡Soldados, no se entreguen a esas bestias que los desprecian y esclavizan, que gobiernan vuestras vidas; díganles lo que hay que hacer, pensar y sentir! ¡No se entreguen a esos desnaturalizados, a esos hombres-máquina! ¡Ustedes no son máquinas! ¡Son hombres, con el amor de la humanidad en sus corazones! ¡No odien! ¡Solo quienes no son amados odian! ¡Soldados, luchen por la libertad! En el capítulo diecisiete de san Lucas está escrito que el reino de Dios se halla dentro del hombre, no de uno o de un grupo, sino de todos los hombres. ¡En ustedes, el pueblo que tiene el poder, el poder de crear máquinas, de crear felicidad, de hacer que esta vida sea libre, bella y una maravillosa aventura. En nombre de la democracia, empleemos ese poder, unámonos todos.

Lucharemos por un mundo nuevo, por un mundo digno, que dará a los hombres trabajo, a la juventud un futuro y a los ancianos seguridad. Prometiéndonos todo esto, las bestias han subido al poder. ¡Pero ellos mienten! No han cumplido esa promesa ni la cumplirán. Los dictadores se dan libertad a sí mismos, pero esclavizan al pueblo. Unámonos para liberar el mundo, para terminar con las barreras nacionales, con la codicia, el odio y la intolerancia.

Luchemos por un mundo de la razón, en el que la ciencia y el progreso nos lleven a la felicidad."

PS: Para los ociosos que no quieren leer, también incluyo la escena de la película para que la vean.

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